jueves, 22 de julio de 2010

De cómo hoy amanecí leyendo a México o para volver a escuchar "Find me somebody to love". A los mexicanos nos gobierna la felonía.

Millones conocemos esta canción del grupo de rock Queen. Muchos sabrán que es una pieza de rock inspirada en el gospel, la letra no sólo es fuertemente religiosa sino que los arreglos y coros me inspiran justamente las sensaciones de retraímiento y soliloquio deseperanzado a veces del gospel. Y así la grandiosa voz de Mercury no me habla ya de un vano dolor sobre el "amor" de pareja, sino del Amor con mayúscula, el que se busca en Él. Una solicitud expansiva: Amor que es Esperanza, de suerte que a un tiempo para mí se pide y se exige, se ruega y se reclama en medio de la desesperación. Y es que la voz del creyente sólo atina a ennumerar --como hacemos todos-- lo que ha hecho, su conducta, su trabajo creyendo, hace el recuento de los trabajos y los días de su fe, igualmente ennumera su sufrir. ¿Y quién no puede hoy hacer este ejercicio en México?

México hecho trizas por la violencia, pisoteado y llagado no por la enfermedad sino por sus gobernantes y los poderosos que son los ricos y todos que ya son lo mismo, todos insaciables como monstruos mitológicos o bíblicos que aparecen al principio y fin de los tiempos, al borde del fin del mundo.

Sea quizá por estas características que el gospel influyó fuertemente en la música de protesta durante la lucha por los Derechos Civiles en los Estados Unidos. Marchar y entonar canciones sencillas, sentidas, profundas, literalmente clamores no escritos, sino repetidos en las voces de todos, resonados, recordados, haciendo visible ese mundo que no se pide, ese mundo que se exige porque sin él no hay esperanza. ¿Hacia dónde marchan los que marchan por las calles de México?, mejor aún ¿desde cuándo marchan los que marchan por las calles de México y del mundo?, ¿hace cuánto que marchan, side by side, gritando hacia el futuro, un futuro: “Before I’d be a slave/ I’d be buried in my grave”.

Y así es como hoy me sobrecogió pensar y sentir y cantar a Queen:

Can anybody find me somebody to love?
Each morning I get up, I die a little
Can't barely stand on my feet
(Take a look at yourself) I take a look in the mirror (In the mirror) and cry (And cry)
Lord what you're doing to me? (Yeah, yeah)
I have spent all my years in believing you (Ooh, believing you)
But I just can't get no relief, Lord
Somebody, (Somebody), oh somebody (Somebody)
Can anybody find me somebody to love?

Desde hace décadas algunos mexicanos --el pueblo, para mejores señas-- nos levantamos y morimos un poco, muchos, millones, 60 (SESENTA MILLONES DE POBRES) apenas pueden sostenerse en pie. Y se miran en el espejo --¿de la Historia?, ¿del presente?, de 1810, de 1910-- no para reconocerse, sino para llorar(se), esta imagen no deja de ser terrible por su simbolismo, qué reflejo se mira cuando el llanto nos nubla la vista, qué reflejo distorsionado, deforme de nuestro rostro, como cuando Canio llora sobre su maquillaje de payaso en la ópera, fundiendo con sus lágrimas tibias y dolidas de hombre la máscara deformada a su rostro. Tanto tiempo --¿cuánto?-- hemos creído, hemos tenido fe, pero ya no es posible, no hay alivio alguno.

I work hard (He works hard) every day of my life
I work 'till I ache my bones
At the end (At the end of the day) I take home (Goes home) my hard earned pay all on my own
(Goes home on his own)
I get down (Down) on my knees (Knees) and I start to pray (Praise the Lord)
'Till the tears run down from my eyes, Lord (Ooh, Lord)
Somebody (Somebody), ooh somebody (Please)
Can anybody find me somebody to love?

Trabajamos duro, trabajamos duro todos los días..., ¿por qué debemos decir en voz alta que trabajamos duro todos los días?, quizá sólo para hacer más evidente la arbitrariedad: si trabajamos todos los días, si todos los días se acumula riqueza sacada de la carne de este pueblo, por qué a pesar del dolor, al final del día nada queda para llevar la frente en alto, al final del día además del cansancio que pesa sobre los hombros, una fuerza de espanto nos doblega y obliga a hincar, a pedir de nuevo entre lágrimas.


(He works hard) Everyday (Everyday)
And I try and I try and I try
But everybody wants to put me down
They say I'm goin' crazy
They say I got a lot of water in my brain
I got no common sense
I got nobody left to believe (He's got nobody left to believe)

Ésta es la estrofa más estremecedora a la luz de esta mi estrafalaria lectura: se intenta, todos los días, una y otra vez, incesantemente pero esa misma fuerza de espanto que llena de desesperanza ahora aplasta, "Dicen que he enloquecido, que sobra agua en mi cerebro, que no tengo sentido común", así, más o menos suenan las sinrazones de nuestros gobernantes y funcionarios y empresarios y poderosos: nos desprecian, nos minimizan, nos acallan...

(Ooh Lord)
Oh Somebody, ooh (Somebody)
Anybody find me somebody to love?
(Anybody find me someone to love? )
Got no feel, I got no rhythm
I just keep losing my beat (You just keep losing and losing)
I'm ok, I'm alright (He's alright, he's alright)
I ain't gonna face no defeat (Yeah, yeah)
I just gotta get out of this prison cell
Someday I'm gonna be free, Lord (One day I'm gonna be free, Lord)

Y después de trabajar duro todos los días, después de llorar y pedir, y exigir, e intentar, después de levantarse una y otra vez, lo único cierto parece ser que uno comienza a perder no sólo el cuerpo, sino la esperanza: nos quedamos sin ritmo... Aún así "No enfrentaré ninguna derrota, basta con salir de esta prisión...", y la voz puede hablarnos de la prisión del cuerpo, libre algún día en la muerte, o de esa otra libertad que han vislumbrado los pueblos cuando marchan, cuando trabajan, cuando aman.

Desde hace décadas el despojo de siempre, el de los insaciables hacia los que trabajan duro todos los días, es la política misma del estado mexicano. Nuestro Estado nos persigue, nos despoja, nos asesina de múltiples maneras, sin receso, con la rabia del profundo desprecio, nos hecha los perros. Y nos somos algunos los que sufrimos las tarascadas de este Estado Can Rabioso, no, son los de siempre, los de siglos. Hay --ya no puedo explicármelo de otra manera-- una afán de exterminio, de acabar con los pueblos originarios, quizá porque su mera existencia evidencia la usurpación. Y luego de ellos, todos los demás..., y se dirá que exagero, que sobra agua en mi cerebro, porque si bien por una parte está esta lucha feroz del Estado, por otra están las voces convencidas de que no es tan grave, de que la violencia es resultado del éxito, de que nos matan por nuestro propio bien, de que nos despojan de la dignidad porque ésta impide el progreso.

Hoy ya no cabe duda para mí, la Suprema Corte de nuestro país comete felonía contra los trabajadores, legitima que se les hurte lo dado, lo trabajado duro, todos los días, ordena y manda que se les hurte el futuro. Y si lo pensamos desde el Fobaproa no recibimos de éstos y de todos sino felonía. No somos únicos, no, en España las reformas laborales van en la misma dirección, la diferencia es que allá se ha hecho un llamado a la Huelga General; y no es sólo España, es Europa entera..., y en China (donde parece que se hace todo lo que se consume en el mundo) se gobierna igual y se reprime igual. Y aquí hay quien se ríe, quien desprecia a Cayetano Cabrera, ingeniero del Sindicado Mexicano de Electricistas, pero se indigna por la huelga de hambre de los presos políticos en Cuba.

Será ruego, será orden: "Find me somebody to love"
Será la frase retórica como la bíblica de hallar un hombre justo..., sabiendo que no se lo hallará.

1 comentario:

Amit dijo...

Sin palabras, yo también estoy intentando, perdiendo la esperanza y escuchando nuevamente a Queen. Quizá por eso también los jóvenes están volviendo a esa época, lo retro que está de moda en estos momentos extraña e irónicamente comunica, pero ¿salva?