A René Martineau
Piense, mi querido amigo, en nuestra pequeña capilla de Santa Ana y San Renato, tan humilde y tan pobre, allá, cerca del océano. En recuerdo de aquella capilla y de la hospitalidad de Ker Saint-Roch, le ruego que acepte la dedicatoria de este libro, más serio y más doloroso de lo que parece, en el que he mostrado, como mejor me ha parecido, la enfermedad de la que morimos.
Su nombre junto al mío, ya desde esta primera página, le condena a compartir mis desgracias. Amigo del escritor de mala fama al que osó llamar un ser vivo, no podrá usted escapar a su destino.
Nuestro encuentro fue un milagro provocado por el Dolor, y no faltará quien diga que la persistencia de nuestra amistad es otro. El prodigio más asombroso, ¿no consiste acaso en que un hombre escape entusiasmado de los lugares comunes con lo que nos sentamos a la mesa, para venir a hurgar conmigo en solitario en las cabezas de los imbéciles?
Lagny, 31 de diciembre de 1901
Léon Bloy
(Léon Bloy. Exégesis de los lugares comunes.
Traducción de Manuel Arranz.
Barcelona: Acantilado, 2007, p. 15)
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José Ascención, un querido amigo, me trajo a la boca a Léon Bloy. No recuerdo cuándo fue aquello, sólo recuerdo ahora, que Bloy y Bernanos son para mí regalos de un amigo, de José Ascención; lo mismo que este libro, Exégesis de los lugares comunes, es un regalo a su prójimo René Martineau y al mundo. En otra entrada transcribiré el (Prefacio) de la edición, por ahora baste la dedicatoria en forma de misiva.
Y es que escribir una carta es siempre algo personal, intransferible, en ella se nos permite (exige) el desdoblamiento voluntario para con quien nos sabemos: el amigo, quien (Ático, Lucilio...) entenderá, quien responderá, quien sabrá de cierto lo que deseamos "hablar" con ellos en la escritura. La misiva suspende la distancia y el trascurso del tiempo histórico y cronológico e instaura su propia temporalidad. Así los acontecimientos narrados en la carta, si bien remiten a un referente son transmitidos con retraso al mismo tiempo que con inmediatez: la carta restituye en su lectura el tiempo transcurrido, el del retraso, deteniendo o suspendiendo el tiempo en que está el que lee. Así sucede a Raskólnikov cuando se entrega, durante un capítulo entero (para nosotros), a la carta que le envía su madre poniéndolo al tanto (resumiendo el tiempo pasado), para así adelantarle noticias sobre su próxima llegada. Nosotros leemos la carta con Raskólnikov (aunque, por supuesto, él no lo sepa), al leer con él realizamos la misma acción que el personaje: suspendemos la acción de su propia vida, dejamos de enterarnos de lo que sucede en el cuarto, en su mente, dejamos de lado todo, como él lo hace para sumergirnos en el tiempo que consigo, también, trae la carta.
Así, cuando nos entregan la carta de un amigo, cuando vemos un correo electrónico en nuestro buzón restituimos tiempo, ganamos y perdemos temporalidades. Y ese intercambio sólo se realiza gracias a una serie de supuestos que hacen de una carta, una carta. Entre ellos el más importante es el de la amistad. Sólo se escriben cartas familiares a los amigos, escribir cartas es en sí mismo un "acto" de amistad que entraña profunda intimidad. Para mí, la dedicatoria a manera de carta nos hace partícipes de uno de los deliberados destinos de la escritura y del quehacer de Bloy: la amistad; su conocimiento, su reflexionar, su filosofar, sólo tuvieron sentido porque se hicieron con entrañable amor. Sea esta dedicatoria, muy probablemente, una invitación a hacer lo mismo.
3 comentarios:
Correcto....una decada ha pasado y veo con gusto el mismo brillo literario en tus ojos aunque tu fuerza ha crecido y tu nombre esta mas alla de Mexico.
Y hablando de cartas , tienes razon, son personales e intransferibles y diria tambien se convierten en ecos en nuestro subconsiente. Mis cartas son recuerdos y seran intrumemntos para viajar a aquellos dias....cuando tenia idea de la libertad...
un abrazo muy fuerte y feliz anio nuevo 2008
Ricardo Bravo
ricardo.bravo@kuehne-nagel.com
read you soon!
Correcto....una decada ha pasado y veo con gusto el mismo brillo literario en tus ojos aunque tu fuerza ha crecido y tu nombre esta mas alla de Mexico.
Y hablando de cartas , tienes razon, son personales e intransferibles y diria tambien se convierten en ecos en nuestro subconsiente. Mis cartas son recuerdos y seran intrumemntos para viajar a aquellos dias....cuando tenia idea de la libertad...
un abrazo muy fuerte y feliz anio nuevo 2008
Ricardo Bravo
ricardo.bravo@kuehne-nagel.com
read you soon!
¡¡Qué gusto leerte aquí!! Es buen cobijo la palabra de Léon Bloy para este comentario.
We read each other soon
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