miércoles, 22 de diciembre de 2010

Gran Torino en contra de lo políticamente incorrecto

Hay tanto que me gusta de esta película..., la veo una y otra vez, la escucho una y otra vez y no sólo no me cansa sino que en cada ocasión su inglés coloquial o, mejor dicho, su inglés de argot me fascina. Aquí algo de esa fascinación:
El inglés convertido en otro, en el inglés de habla común, así que uno puede escuchar desde el principio el tono del resto del film: "she was a real bitch", dice un parroquiano al doliente Walt Kowalski  (Clint Eastwood) al referirse a su esposa fallecida y de cuerpo presente...
Lo políticamente correcto ha invadido a los EU, y por añadidura al resto del mundo (recordemos el gracioso y penoso incidente sobre el timbre postal conmemorativo del Memín Pinguín y de la bocaza de Vicente Fox respecto a que los mexicanos realizaban trabajos en EU que ni los "negros" querían hacer). Conocemos bien la megalomanía estadounidense que proyecta en el resto del mundo sus fantasmas y propias aberraciones sociales, ciertamente, también ayuda a evidenciar en este caso nuestro propio racismo mal encubierto. Sin embargo, lo políticamente correcto no suprime la violencia, y éste me parece es el argumento principal del altisonante lenguaje de Walt en Gran torino
En la búsqueda de la palabra correcta lo que no se muestra es que se busca renombrar la distancia con la diferencia, manteniendo la distancia. Donde diferencia es "no-yo".
Gran torino recupera el revés de los eufemismos que atraviesan toda historia de nacionalismo triunfante: la metáfora de que EU es un "melting pot" de razas y culturas, es reinterpretada a partir del lenguaje ofensivo/defensivo/distintivo e identitario que se lanzan los personajes en la película. 
Con todo, el hallazgo para mí está en identificar ese lenguaje violento como esencialmente masculino, como parte del ritual que encarna públicamente el "men talk" como "manhood" en la secuencia donde Walt lleva a Thao (a quien no deja de llamar despreciativamente "toad") a la barbería italoamericana, y ahí escenifican el habla masculina como parte esencial de "actuar como un hombre" (se entiende "americano"). La efectividad del ritual se verifica cuando Thao habla con el encargado de la constructora y obtiene el trabajo al lograr la comunicación en clave masculina siguiendo el guión previamente aprendido en la barbería. Walt representa ese self-made-man, donde su lenguaje verbal es parte de fundamental de "hacerse a sí mismo hombre". Sue, la hermana mayor de Thao, desactiva esa masculinidad desde lo verbal al enfrentar y desenmascarar el "men talk" y su violencia de género. Sue es bilingüe y bicultural, ridiculiza el habla "violenta" de Walt Kowalski al llamarle "Wally", lo instruye y satiriza constantemente porque Walt habla desde los estereotipos raciales que Sue ha superado pero que padece (la escena en que los chicos negros la jalonean frente al estupefacto joven blanco, mientras ella habla de los fetiches sexuales respecto a las mujeres orientales). Sue no teme y es por eso que será castigada con la violencia prototípica de la masculinidad hegemónica: es violada por la pandilla de su primo. La violencia no está en las palabras en Gran Torino. De hecho los hombres se amenazan en la película, se jalonean, hasta que llega el momento de sacar un arma, entonces se detienen, se contienen... A Sue sí la jalonean, la vecina cuya bolsa de mandado se rompe es ofendida por unos niños con poses obscenas, a Sue le dicen "perra", en contraste el barbero y Walt se insultan felizmente como parte de su código fraternal, y entre hombres se puede reconocer a una gran esposa como una "real bitch".



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