viva e s tatua
...y ya le dirige palabras de ternura, ya le trae regalos que gustan a las doncellas: conchas, piedras pulidas, pequeños pajarillos, flores de mil colores, lirios; pelotas de colores y lágrimas caídas del árbol de las Helíadas... OVIDIO
martes, 4 de noviembre de 2014
¡Olvídate de dormir bien!
En la entrada anterior hablé de que la crianza se concibe socialmente como "una joda" o algo "jodido", que, básicamente, nos hacer perder el precioso tiempo que debiéramos ocupar en nuestras vidas individuales. Tales actitudes expresan parte de la repulsión social y cultural a la crianza en sí misma.
La maternidad y la crianza ponen los cuerpos aparentemente en un lugar incómodo para la razón pública; y es que un cuerpo enfermo se salva de la repulsión en nuestros días quizá porque lo justificamos racionalmente: está enfermo, es decir, no es que quiera estarlo (no es que quiera mostrar sus muñones o moverse así con las muletas, sillas de ruedas, aparatos ortopédicos, etc.), de hecho aceptar la discapacidad o la enfermedad evidencia el poder de la norma, de los llamados normales: el enfermo es el otro, la persona con discapacidad es el otro, yo —nos decimos— soy normal... Con la crianza o la maternidad es la VIDA, así con mayúsculas, la que se manifiesta sin velos racionales.
Una barriga enorme, la lactancia que asusta a tantos, el llanto de los bebés que crispa los sensibles nervios de las mayorías que disfrutan de sus vidas, suelen inspirar incomodidad. Tal es la incomodidad para el sistema económico, que en México a las mujeres se les exige no estar embarazadas para aspirar a ser contratadas en míseros puestos de trabajo (aunque hay una ley en contra de tal aberración), hay que añadir que en el momento en que alguna decide criar se vuelve inmediatamente menos productiva para el entorno.
Aquellas madres que vivimos plenamente la crianza, encontramos un sentido trascendente en todo aquello que, codificado desde el sistema económico (eminentemente patriarcal, por otra parte) es “una joda”. Se trata de dejar de usar los lentes del patriarcado. Yo me he desvelado para intoxicarme con alcohol y tener conversaciones que he olvidado, ¿por qué eso está aceptado, bien visto, incluso forma parte de una credo de la igualdad entre hombres y mujeres, y cuando me desvelo cuidado a mi hijo esa experiencia se vuelve menos formativa que la anterior?, no lo comprendo.
Es triste escuchar a padres y madres, y a personas sin hijos expresarse de los niños como tiempo mal invertido o como pérdida de tiempo: “Ya no puedo ir a…” “He dejado de…”, lo peor es que muchos suelen hacerlo mientras sus propios hijos los escuchan. Ya no sé cuántas veces me han dicho la frase “Olvídate de dormir bien”, la sabia sentencia social, que incluye las noches de cuidado del bebé, hasta las noches de preocupación por el o la adolescente, el o la joven parranderx, el o la adultx con problemas de adultx… Conozco a tantos que no duermen bien y no tienen hijos…
No sé a qué se refieren con la frase "dormir bien”, conozco a muchos que sin hijos sólo duermen ayudados con medicamentos (¿será eso dormir bien?), a otros que no duermen por deudas o por otras preocupaciones. Imagínense que cuando te otorgaran una tarjeta de crédito te dijeran “¡Olvídese de dormir bien!”, o cuando perdiera alguien el empleo sus amigos le advirtieran “¡Olvídate de dormir bien, las deudas te van a mantener despierto!”.
Practicar el colecho le ha dado un nuevo sentido a mi dormir, duermo distinto cuando mi hijo está a mi lado, y esto durará muy poco, como pocos son los años de primera infancia comparados con las décadas de juventud y madurez cuando él y yo seguiremos conectados, pero dormiremos cada quien en su cama (y cada quien en su casa).
En conclusión personal me digo: Está bien no dormir por lo que cada quien decida no dormir, yo le regalo mis horas de sueño a quien yo decida o a la actividad que yo elija. No dormir por velar el sueño del hijo, o padeciendo por su seguridad es una elección que viene con la maternidad o paternidad amorosa. No dormir para cuidar a mi madre enferma hasta su reciente muerte le ha parecido una muestra de mi amor de hija a mucha gente, cuando se trata de mi pequeño, de su vitalidad, de su crecimiento, de procurar su vida se percibe como pérdida de mí, cuando se trata del bien-morir las noches en vela parecen humanitarias y se trata de una ganancia de mí misma.
domingo, 26 de octubre de 2014
¡Que se joda!, ¿para qué quiso tener hijos?
Sí, si una mujer profesionista y soltera decide ser madre "¡que se joda!", dice la voz de muchas conocidas mías, y por lo reiterada de la frase parece ser opinión común acompañada de la pregunta retórica: "¿Para qué quiso tener hijos?"
La joda está en que el régimen económico y social de nuestra sociedad mexicana deja hasta al final la prioridad principal: el cuidado de sus ciudadanos en general y de los bebés, niños y jóvenes en particular.
Soy parte de una generación que trabaja al menos 12 horas para pagar una guardería carísima de 12 horas. Los gobiernos mexicanos, la sociedad mexicana y el empresariado han prosperado --y sigue haciéndolo donde es posible-- gracias al trabajo desinteresado, amoroso de abuelas y abuelos, y otro parientes que, en otros tiempos, solían sumarse al cuidado de los hijos.
No hay lugar para los niños en la vida laboral que ofrece nuestro país, y parece que muchos o la mayoría lo ven bien. La gente ha de trabajar para aspirar a consumir, no para cuidar a otros, no para amar a otros.
De manera paradójica también una mayoría se queja compulsivamente de niños y jóvenes apáticos o descontrolados, parece que nadie está con ellos, sino contra ellos. Pocos están dispuestos a darles tiempo, amor, atención, escucha; y es que de eso ya es dueño el sistema económico.
No sólo se trata de la prisa para todo, sino de convencernos de que el tiempo de crianza no es un derecho de los padres, ni de los bebés, niños y jóvenes. Por eso, si una mujer decide ser madre lo esperado ya no es la solidaridad, ni el acompañamiento, sino expresarle que ha de joderse, criar es un castigo que nosotras mismas nos hemos buscado.
Tener hijos y criarlos NO ES LA VERDADERA “joda”, una joda es viajar dos, tres o más horas en transporte público para llegar al trabajo o regresar de él; “una joda” es el maquillaje, los zapatos de tacón, pagar la tarjeta de crédito, “una joda” es lidiar todos los días con la misoginia, con las majaderías a las cuales los varones mexicanos llaman piropos; “una joda” es sufrir racismo, discriminación, "una joda" es que en el seguro o en el ISSSTE te receten paracetamol para la migraña; "una joda" es el secuestro de calles y banquetas.., la VIDA, así con mayúsculas, no es “una joda”. La joda está en que nos hemos dejado arrebatar la VIDA y nos hemos venido a conformar con un mal-vivir próspero para el sistema económico.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)