a veces algunos nos convencemos de que queremos pocas cosas de la vida (iniciando por ahí, queremos de la vida, como si no fuera ya la vida misma una maravilla), como una par de brazos que nos estrechen con fuerza de vez en vez, o regazos varios donde podamos acurrucarnos y desoír el vendaval interior...
Y enunciamos esas pequeñas cosas en voz alta y entonces entristecemos vertiginosamente por TODO lo que queremos
...y ya le dirige palabras de ternura, ya le trae regalos que gustan a las doncellas: conchas, piedras pulidas, pequeños pajarillos, flores de mil colores, lirios; pelotas de colores y lágrimas caídas del árbol de las Helíadas... OVIDIO
lunes, 16 de marzo de 2009
todo lo que uno quiere
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3 comentarios:
Tenía rato que no me daba una vuelta por tu blog... y sigo pensándolo. A veces no sé quién de los dos es más romántico. El azote es común entre ambos ciertamente... pero esta vez sí me ganaste.
Y hay veces que por fin tienes ese poquito que quieres y se vuelve un quisiste.
Y en esas veces, desprecias el beso antes anhelado, pues ya lo das por sentado.
Y en esos besos no sentidos, en esos besos que ahora repartes casi por compasión, casi por obligación o casi porque-a-caballo-regalado-no-se-le-mira-el-diente y porque no puedes deshacerte tan fácilmente de las concesiones vitales y mucho menos de las concesiones de la vida; es en esos besos por compromiso, es de esos labios partidos que se derrama la primera y última gota de satisfacción.
Y ahora, buscas algo más. ¡Pero cómo habrás de extrañar, en tu futuro incierto, el anterior regalito! ¡Los detalles que te sacaban una sonrisa pequeña pero segura!
Por eso, si hoy tienes un lindo beso, consérvalo; no te conviertas en sediento ser obseso.
Y por eso digo que más vale pájaro en mano que cien volando.
O como dijo Oliverio Girondo, vale más un sexo en la mano que cien volando.
O como dicen por ahí, el que mucho abarca, poco aprieta.
Y así, sucesivamente....
... quizá hasta el infinito.
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