Embers de Sándor Marai se construye para decir lo que hace la amistad; amistad, que, insiste el personaje "sólo los hombres entienden", y he aquí que eso que estos personajes viven ferozmente funciona exclusivamente entre varones: hermandad sin palabras, traición sin palabras. La narración poco a poco va siendo dejada en silencio: están a oscuras, solos, frente a una chimenea que consume los leños, están solos con las palabras, pareciera que la narración va abandonándose paulatinamente hasta quedarse suspendida del monólogo del General, a penas interrumpido por el narrador para recordarnos que leemos una novela. El amigo, el traidor --como nosotros-- escucha el flotar de las palabras, la memoria que fluye buscando una venganza antigua, rabiosa. Los amigos se aman, se traicionan y deben enfrentar la venganza del otro, sólo así pueden rebasar la traición misma, el amor mismo, la envidia, dejando que el amigo obtenga su venganza.
Sin embargo, lo más intrigante de este "monólogo narrativizado" (o asimilado a la narración), es el mutismo de Konrad, su asentimiento por omisión. Por él nada sabemos de la infidelidad cometida entre la esposa del General y él, su mejor amigo, ni los motivos para desear asesinarlo durante la cacería (un placer que, el General, establece era único para su familia, un valor aristócrata). Nada sabemos por él, mientras la voz del General se impone en la penumbra de la habitación, frente a una chimenea, y el "amigo" calla en el silencio, probablemente escucha y lo vemos sometido a un interrogatorio que recuerda fácilmente al que sostienen Gerard Depardieu y Roman Polanski en la película Une pure formalité. Diálogo, que se vuelve monólogo, que se convierte en interrogatorio, y como todo interrogatorio, es el pasado el que va siendo mostrado por sus detalles, como quiere el General (quién recuerda todo, absolutamente todo), pues como él mismo insiste a lo largo de la novela, la memoria es todo lo que él tiene y él es.
En Embers, la amistad del pasado sólo adquiere pleno sentido y peso por ese diálogomonólogointerrogatorio, por la casi mansedumbre del amigo que traicionó. Los amigos no pueden olvidarse, pareciera que el General con su espera estoica, advierte que de la amistad no puede huirse. Y así su amistad de regalo envidiable se transforma en maldición, en lazo inmarcesible, nudo aún más fuerte por la traición misma.
Ésta foto es de la adaptación teatral en Londres de la novela, parece ser que no ha sido muy exitosa, a pesar de que Jeremy Irons participa en ella. Quizá próximamente veamos una adaptación fílmica, aunque yo me he resistido a ver la que realizaron de Seda de Alessandro Baricco, mera desconfianza en hacer de los bestsellers de alta calidad literaria éxitos de taquilla.
1 comentario:
es una de mis novelas favoritas... la descripción de la amistad masculina parece tan envidiable, tan perfecta, que no lo sea es lo de menos... el amor de esos dos hombres va más lejos que una suposición de la homosexualidad, va al sentido de la lealtad. hay una parte que recuerdo algo así como el amor es abstraer a alguien del mundo...
y si consigues Casanova in Bolzano (no sé si está en español pero en gandhi la consigues en inglés por muy buen precio) te va a fascinar el recuento amoroso de un hombre cuyo único talento era la seducción, enfrenta de nuevo a dos hombres pero, en este caso, hay monólogos femeninos sublimes...
abrazos.
¿no será que el género es un estado de la mente? explicaría tantas cosas...
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